Últimamente da pena pasear por las calles de mi ciudad. Da pena entrar en el juzgado, en el autobús, o pedir cualquier cosa en un establecimiento abierto al público. En este santo país ha habido un antes y un después desde el pasado viernes. Antes del viernes, la gente estaba tristona, preocupada, con pocas ganas de broma y con la vista puesta en un futuro, que se presentaba incierto. Desde el viernes la gente sigue triste, preocupada, pero ahora, también enfadada. Y mucho.
sigue: http://www.fundacioncivil.org/2012/07/esto-es-una-farsa-por-daniel-movilla/
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